miércoles, 15 de agosto de 2018

20 TIPS PARA “FORMAR AUDITORES”

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Por: Marco Bonilla. Colaborador de Auditool.  
“En un mundo cada vez más globalizado, en donde el conocimiento trasciende las fronteras gracias a los avances tecnológicos, la auditoría y el control interno no podían ser ajenos a esa nueva realidad a la que nos enfrentamos cada día, y la cual demanda que estemos actualizados con las últimas tendencias mundiales, que representan para las organizaciones construir sistemas de control interno y desarrollar auditorías de clase mundial” (Vladimir Martínez)
No es difícil descubrir, que a pesar de la múltiple y reiterada vigilancia ejercida por los diferentes tipos de auditoría, aún perdura y es más crítica la situación de las empresas públicas y privadas, permanentemente avocadas a procesos de liquidación y/o fusión por cuenta de debilidades criticas de índole administrativo, financiero y misional; por lo que se deduce, que no es quien ejerce el proceso evaluador el que garantiza los resultados, si no la manera de materializar las recomendaciones como producto de su función auditora.
La importancia de poseer o implementar un sistema de control interno eficiente y eficaz al interior de las estructuras organizacionales, se ha establecido como un esquema obligatorio en la última década; debido a la trascendencia que implica medir la eficiencia y la productividad en el momento de implementarlos y ejecutarlos, puesto que la connotación de control se centra en las actividades básicas que realizan las empresas; de ello se desprende su posicionamiento o mantenimiento en el mercado.
Las organizaciones que mantengan y verifiquen las condiciones de control interno en sus actividades técnicas, operativas, administrativas y financieras, permitirán conocer la situación real de las mismas, por lo que la verificación y evaluación por parte de la auditoría se constituye en un valor agregado que más que generar costos, posibilitan mitigar la pérdida de recursos cuantiosos y clientes potenciales.
Mientras la auditoría es un proceso profesional, mediante el cual la organización espera resultados para establecer una etapa de mejoramiento; el control interno no es otra cosa que un sistema en donde deben interactuar todos sus componentes en aras de su desarrollo y mejoramiento, en la medida que estos sean ideales y cuenten con condiciones de calidad.
La auditoría DEBE SER realizada por profesionales independientes de la actividad administrativa y operativa de la organización; mientras que el control interno es asumido directamente por su representante legal, todos y cada uno de los que hacen parte de la organización, en la medida de sus responsabilidades, roles y funciones, como un rigor de autocontrol.
Puede entonces afirmarse, que las auditorías requieren como materia de evaluación y calificación el control interno de la organización, diferente a que para este último sea indispensable la auditoría para operar. Paradójicamente, las auditorías requieren revisar y afinar su control interno propio, para que como sucede con el control interno de las organizaciones, aseguren el cumplimiento de sus objetivos con calidad.
El resultado exitoso de las auditorías se da en la medida que control interno sea evaluado en todos sus componentes y elementos, pues su cobertura proporciona y garantiza a la organización y sus administradores el cumplimiento de sus objetivos y metas.
La Auditoría como Proceso y el Control Interno como Sistema, sin duda son los mecanismos que nos llevaran a obtener de las organizaciones públicas y privadas un grado de certeza sobre lo adecuado o inadecuado como sus administradores y directivos imprimen decisiones financieras, operativas y legales; haciendo de éste ejercicio un valor agregado importante en busca del mejoramiento de las instituciones y mayor confianza a los socios, inversores y clientes sobre la calidad de empresa que les interesa.
A manera de reflexión, veamos:
“¿ Qué sería del Estado Colombiano?, ¿ de sus empresas?, ¿de sus sectores?, ¿de su población?, ¿de su economía?, si se hubiesen generado acciones de competitividad a través de unos TRENES  modernos; de una Caja Agraria y un INDERENA forjadora de recursos hacía el agro; de un IDEMA eficiente regulador del mercado y los precios; de un Seguros Social atendiendo con eficiencia el tema de la Seguridad Social; de un Ministerio de Obras eficiente en el desarrollo de la Infraestructura Vial; de entidades dedicadas a la explotación de recursos naturales como ECOPETROL, CARBOCOL, generadoras del tema de las Regalías hacía la educación, la salud y la protección de los recursos naturales y del medio ambiente; de unos Puertos marítimos y fluviales con flotillas modernas para exportar con agilidad sus productos en una economía globalizada como la de hoy; con un ICT en procura de mejor la calidad de vida de sus habitantes a través de vivienda digna, entre otras. Hoy, muchas de éstas empresas liquidadas o transformadas como consecuencia de su deficiente manejo, después de malgastar o malversar el patrimonio público y dejar unos efectos nocivos fácil de evidenciar, como el de los cultivos ilícitos, los desplazamientos, la indigencia, el terrorismo, en fin, la descomposición del tejido social;  lo cual igualmente nos lleva a la pregunta: ¿Cuál fue el papel y función de las Auditorías en el contexto de las empresas del estado y privadas del siglo XX e inicios del XXI? (Marco. Bonilla)”
Si bien, la práctica de la auditoría es un tema abordado permanentemente por firmas especializadas, afianzadas y reguladas a través de normas nacionales e internacionales de auditoría y aseguramiento, donde su implementación implica la adopción de instrumentos, mecanismos, capacitación, métodos y buenas practicas; los resultados siguen siendo lamentables no solo por los malos manejos de los administradores, si no por el patrocinio de los agentes de control, que hacen de su labor oídos sordos y ojos ciegos a eventos que por su magnitud parecen “elefantes” y que demuestran la urgente necesidad de FORMAR AUDITORES, desde los principios y valores éticos,  con alta dosis de independencia mental, escepticismo y cuidado profesional y debidamente entrenados, para hacer de su “apostolado” el mecanismo más idóneo en el cuidado y éxito de las organizaciones como de su desarrollo personal y profesional.
Lo anterior implica retomar el perfil y rol del auditor, para hacer de éste profesional y de sus actuaciones modelo y ejemplo para la sociedad y las organizaciones, por lo que a mi criterio la formación que se reclama iría encaminada a:
  1. Fortalecer los principios éticos y morales a través de programas como el entendimiento de lo que significa la democracia y la participación ciudadana, asociada con la Constitución política. Se le da al auditor la ponderación necesaria en su competencia estética asumida como la armonía y el equilibrio, a fin de que pueda valorar la experiencia en el aspecto socio económico y cultural que rodea su contexto. Por lo tanto, se le forma en los respectivos valores frente a la dignidad humana, la solidaridad y el sentido de pertenencia, como también el de conciencia social que le  desarrolla el conocimiento del Estado.
  2. Concientizar sobre la responsabilidad y compromisos ético y moral que implica ser ejemplo en las entidades o empresas a las que asesora y audita. A través del ejemplo, el auditor estará en capacidad de comprender la realidad social que lo rodea, como el de anticiparse a los hechos y dar las soluciones planteadas en un momento determinado. Por ello debe analizar y visualizar las consecuencias de las actuaciones presentes con el ánimo que pueda tomar una decisión acertada en las diferentes situaciones y que le corresponda intervenir.
  3. Concebir la planeación como una cultura para lograr los resultados y poder administrar la auditoría con calidad.
  4. Capacidad de manejar excelentes condiciones de trabajo en equipo para encarar eficientemente relaciones interpersonales con el grupo de auditoría y la organización auditada. Es de suma importancia el poder brindarle al auditor la capacidad de entendimiento a fin de que pueda comprender el lenguaje que concierne a la auditoría, llevándolo al campo de las relaciones de la sociedad, y que pueda por lo tanto actuar con idoneidad, lo que le posibilitará ocupar un espacio destacado en la comunidad y un augurio de éxito en su ejercicio profesional.
  5. Poseer habilidades y capacidad técnica, para realizar su labor. Se pretende fortalecer el conocimiento profesional del Auditor en el campo interdisciplinario, para que se preparen y a puedan afrontar los retos que se les presenten en el ejercicio de su rol especializado.
  6. Ser analítico, creativo, buen observador y sensato al momento de generar juicios.
  7. Poseer espíritu de instructor y docente como una manera de propiciar el mejoramiento y el logro de la calidad del organismo auditado y su entorno.
  8. Con sus resultados y actuaciones lograr el reconocimiento y respeto del auditado.
  9. Independencia de criterios frente al organismo auditado, reconociendo e informando las inhabilidades e incompatibilidades que se presente.
  10. Capacitarse en forma continua, en temas inherentes a la auditoría y lo relacionado con las organizaciones, competencias y procesos.
  11. Capacidad de análisis y visualización sobre las consecuencias de las actuaciones presentes, con el ánimo de tomar una decisión acertada sobre las diferentes situaciones y que le corresponda intervenir.
  12. Poseer valores frente a la dignidad humana, la solidaridad y el sentido de pertenencia, como también el de conciencia social que le desarrolla el conocimiento de la Auditoría y sus resultados.
  13. Capacidad de afrontar los retos que se le presente en el ejercicio de su función de auditor.
  14. Contar con la suficiente capacidad y destreza para comunicarse de manera oral y escrita como fundamento, rigor y clave de todas sus actuaciones.
  15. Promulgar el desarrollo de trabajo en equipo, realizar ejercicios tendientes a incentivar y desarrollar análisis permanente que genere valor agregado y mejoramiento.
  16. Incentivar al Auditor a la consulta permanente de fuentes y casos como forma de inculcar en él un espíritu investigativo y crítico sobre el conocimiento.
  17. Título profesional y conocimientos en áreas afines a los procesos misionales y apoyo de las organizaciones.
  18. Reconocida experiencia en la metodología y normas aplicables en el proceso auditor, con especial entrenamiento en el manejo de procesos operativos, administrativos, legales, financieros contables y de gestión a través de perfiles interdisciplinarios.
  19. Visión global del negocio objeto de auditoría, con tacto para fijarse tareas en lo material, relevante e importante.
  20. Conocimiento en normas legales de la organización y sus procesos.
Marcbon/007 – 

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