jueves, 14 de septiembre de 2017

EL TERCER PREMIO ES QUE USTED ESTÁ DESPEDIDO, O: ¿LOS REPORTES FINANCIEROS PUEDEN REVELAR CARÁCTER?

Estándar
IFRS, NIIF, valor razonable, aseguramiento

9/13/2017
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John Hughes
En un reciente post, señalé un par de ejemplos de cómo otro escritor, Jason Voss, se centró en ciertos aspectos de la presentación de reportes financieros como un indicador de la cultura o el carácter de la entidad:
  • Conocer que algunas compañías reportan una mezcla de “ingresos netos” al tiempo que otras reportan “ventas a clientes” le dice a usted algo acerca de la cultura de la organización… 
  • … cuando usted le hace seguimiento a la unidad de capital (rupias, yuan, yen, dólares, euros) a través de los estados financieros, usted una vez más obtiene un sentido de qué tan sencilla y consistente es la presentación de reportes financieros de un negocio. Esto, a su vez, es indicativo del carácter de las personas que operan la organización. 
Me quedé muy intrigado con esas observaciones, particularmente con la primera, en parte por lo que ello implica que los aspectos más pequeños de la presentación de reportes financieros pueden significar. No pienso que ello necesariamente siempre sea verdadero, dado que por supuesto la distinción entre “ingresos ordinarios” y “ventas” proporciona una ventana útil sobre la cultura. Si no hay nada más, uno imagina que cantidades de compañías escogerán referirse a “ingresos ordinarios” simplemente porque el IAS 18/IFRS 15/IAS 1 etc. usan el término (el IAS 18, en particular, usa el término ‘venta’ para referirse a la transacción subyacente más que al flujo de entrada específico de los beneficios resultantes de ella – el IFRS 15 apenas usa “venta” en absoluto, y luego solo en algunos contextos secundarios). Tal mapeo de los estándares algunas veces puede ser impuesto a la presentación de reportes de la entidad por un individuo clave influyente – el CFO o el Presidente del comité de auditoría – o por los auditores, independiente de las preferencias de una mayoría menos vocal. 
De todos modos uno podría tener problemas con el aparente juicio de valor que detecta un mayor (digamos) afecto o una mayor sensibilidad en el uso de “ventas a clientes.” Yo asumo que parte de ese juicio se basa en la cita actual que se hace de “clientes,” para enfatizar en relación con el otro lado de la transacción  (“El cliente siempre tiene la razón”). Pero “hacer una venta” o el “vendedor” también tiene connotaciones culturales negativas, manipuladoras. Tome por ejemplo el famoso monólogo de la versión de la película Glengarry Glen Ross de Mamet:
  • ¿Tengo su atención ahora? Bueno. Porque estamos agregando algo al concurso de ventas de este mes. Como todos saben, el primer premio es un Cadillac Eldorado. ¿Alguien quiere ver el segundo premio? El segundo premio es un conjunto de cuchillos de carne. El tercer premio es que te despidan.
Exactamente porque como “ingresos ordinarios” parece un término menos personal, es difícil imaginar que Mamet habría considerado sustituirlo allí. Esto es, el centro de atención puesto en el cliente corta en ambos sentidos, quizás recordándole a usted su humanidad, pero quizás solo su potencial para ser esquilado. Para el lector no-técnico, “ingresos ordinarios” puede llevar más connotaciones de tributación – como en Revenue Canadá o el Internal Revenue o el Inland Revenue. Por supuesto, difícilmente esa es una connotación feliz en la mente de la mayoría, pero al menos es un mecanismo que de manera impersonal extrae su libra de carne a todo el mundo.  
Yo no estoy diciendo que la segunda observación de Voss esté equivocada o desgastada, solo que tales lecturas son fuertemente condicionales en el contexto, y pueden ser susceptibles de interpretación equivocada. Observaciones similares pueden aplicar a cualquier otra aparente revelación de carácter que pueda ocultar su naturaleza según una superficie aparentemente virtuosa (tal y como lo dice el viejo refrán: la sinceridad lo es todo – una vez que que usted puede fingir eso, lo tienes hecho). Más allá de ello, la determinación del “carácter” a nivel de toda-la-entidad conlleva una casi imposible maraña de complejidades, sin ninguna base objetiva de solución. Para tomar solo un ejemplo que refleje la actual división política en los Estados Unidos en particular, alguien puede detectar el carácter en los esfuerzos de una compañía petrolera para mostrar el “verde” de sus actividades, para reportar ampliamente sobre su impacto en el ambiente, y similar. Otros pueden ver tales esfuerzos como débilmente hipócritas o completamente inútiles. El Economist recientemente opinó que “esta semana mostró que (Donald Trump) no tiene el carácter para cambiar,” pero otros toman la medida de su carácter exactamente en el rechazo para hacerlo. 
Aún así, seguramente sería útil si cada entidad que reporta (quizás a nivel del comité de auditoría o del comité de revelación) periódicamente se preguntara a sí misma cómo entiende su propio carácter, si el tono y el contenido de su presentación de reportes corporativos refleja razonablemente este entendimiento, y qué necesita ser cambiado para aclarar esto (más que, como algunos esperan, para ocultarlo). Tal proyecto puede centrarse en el MD&A y otras comunicaciones más sobre los estados financieros, pero Voss está señalando únicamente cómo no debe ser ello. David Thomson escribió hace unos años que las películas del director Howard Hawks reflejan el principio de “que los hombres son más expresivos mostrando un cigarrillo que salvando al mundo.” Observar que tal expresión de carácter también puede encontrarse en los matices de la elaboración de una política contable difícilmente lleva el mismo anillo, pero tal vez podamos esperar que se cumpla de vez en cuando …
Las opiniones expresadas son únicamente las del autor.
Esta traducción no fue revisada ni aprobada por el autor.
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