Por: John Verver*
Durante la última década, el papel de la auditoría interna ha evolucionado considerablemente. El primer catalizador para el cambio fue la ley Sarbanes-Oxley que introdujo el reto de hacer de forma constante pruebas profundas de control financiero sin dejar de ofrecer aseguramiento sobre los procesos y controles operativos. Hasta ese momento, había habido poca presión para cambiar las formas en que se realizaban las auditorías o para modificar la naturaleza de las contribuciones que los auditores ofrecían a sus organizaciones.
Los auditores tuvieron que replantearse dónde y cómo se utilizaban los recursos. La necesidad de hacer las cosas de otra manera se hizo más evidente; en particular se hicieron cambios dramáticos en la eficiencia y la eficacia. Pero el cambio no se detuvo allí; actualmente la función de auditoría interna de muchas organizaciones se encuentra en un proceso de transformación significativa. Además de sus funciones de aseguramiento, el equipo de auditoría interna ahora debe involucrarse a fondo en la evaluación de la función de gestión de riesgos y servir como un asesor valioso para toda la organización.
Aunque las nuevas expectativas son, sin duda, un desafío, la oportunidad de contribuir al éxito general de una empresa es más emocionante que nunca. El auditor interno se encuentra en una posición única, gracias a una directriz que le proporciona acceso a una gama muy amplia y variada de personas, procesos, sistemas y datos.
Los departamentos de auditoría interna progresistas a menudo expresan interés en tener “un lugar en la mesa”, para ser tomados más en serio por la Dirección y ser reconocidos por el valor que pueden aportar.
¿Por qué no debería auditoría interna ser un componente clave de la estructura de gobierno, riesgo y cumplimiento; un componente que haga una diferencia real? No hay ninguna razón en absoluto para que no lo sea, excepto que, en la práctica, muy pocos departamentos de auditoría interna están habilitados para funcionar como contribuyentes críticos.
En cualquier área operativa del núcleo de una empresa, es probable que durante los últimos cinco años haya habido una importante inversión en tecnología diseñada para mejorar la eficiencia y la competitividad de los procesos. Casi todas las encuestas y el informe de The Big Four [1] destacan que la tecnología desempeñará un papel fundamental en el futuro de la auditoría interna. También, se considera que la tecnología es una de las prioridades para el Director de Auditoría (DEA [2] ) y para la gestión directiva de auditoría.
Sin embargo, existe una desconexión considerable entre cómo los DEA esperan que la tecnología se utilice en auditoría interna y cómo se utiliza realmente. Un reciente informe de PwC [3] muestra que sólo el 40% de los DEA considera que auditoría interna está aprovechando apropiadamente la tecnología. El punto de vista de la Dirección es aún menos favorable pues sólo el 35% afirmó que auditoría interna utiliza efectivamente la tecnología.
Superar la brecha en el aprovechamiento de la tecnología
A pesar de la enorme oportunidad que auditoría interna tiene ante sí hoy en día, parece que existe un problema real con la forma en que se está utilizando la tecnología. La solución requiere un cambio de concepción y de enfoque.
El objetivo es usar la tecnología para mejorar la eficiencia y eficacia del proceso de auditoría interna. Al mismo tiempo es necesario asegurarse de no estar desarrollando un silo de tecnología que ocasione la duplicación de información y de sistemas existentes en otras áreas funcionales.
¿Cuál es el error en el enfoque actual del uso de la tecnología por parte de auditoría interna?
Las fallas dependen de la historia y del enfoque de cada departamento de auditoría interna. Es probable que, el uso de la tecnología de auditoría esté siendo construido en torno a los procesos tradicionales de gestión de auditoría y de uso documentación de trabajo en papel.
Pero ¿qué pasa si ha llegado el momento de hacer una revisión completa en el enfoque que maximice la eficiencia y la eficacia? La tecnología ha permitido la transformación de los negocios globales en los últimos años y podría decirse que ha llegado el momento de que auditoría interna siga su ejemplo y le demuestre a la Dirección que realmente se merece un “lugar en la mesa”.
Aprovechando la tecnología de manera exitosa en la gestión de auditoría interna
Hay una serie de áreas por abordar para lograr una transformación exitosa:
- El punto de partida son las instancias superiores. Los líderes tienen que explicitar el papel fundamental que juega la tecnología como facilitador estratégico de la auditoría interna y asegurarse de que sea tratada como tal.
- La Dirección debe proporcionar instrucciones con respecto a la aplicación de la tecnología como si se tratara de cualquier otro proyecto crítico: debe establecer objetivos y plazos claros, proporcionar los recursos necesarios y gestionar de manera rigurosa los procesos del proyecto.
- Se debe garantizar un proceso de auditoría interna sin fisuras de principio a fin, examinado todos los componentes clave del proceso y teniendo en cuenta la forma en que deben encajar entre sí.
- Es crucial evitar los silos. La auditoría interna debe ser una función objetiva e independiente, pero esto no significa que sus sistemas no se puedan integrar sin problemas y de forma segura con los de riesgos, y los de gestión de control y cumplimiento.7
- Es necesario integrar el análisis de datos y las pruebas automatizadas en los procesos de auditoría, desde la evaluación inicial de riesgos y la planificación de la auditoría, pasando por las pruebas de control detalladas y la auditoría continua, hasta llegar a la gestión de excepciones y los informes cuantitativos. El análisis de datos se puede aplicar de manera efectiva como parte de un proceso de auditoría transformado; pero también puede desempeñar un papel importante en la evaluación del riesgo cuantitativo y en la supervisión continua.
Los auditores internos nunca habían tenido esta oportunidad de ser reconocidos como profesionales altamente valiosos y de ser consultados en toda la organización; aprovechar con éxito la tecnología es fundamental para lograr la transformación de toda la industria.
[1] ‘Las cuatro grandes’ se refiere a las firmas más importantes del mundo en el sector de la consultoría y la auditoría.
[2] Chief Audit Executive.
[3] PricewaterhouseCoopers LLP.
Recuperado de:http://corporatecomplianceinsights.com
Blog: Auditool
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