sábado, 13 de octubre de 2018

LOS FRAUDES Y LOS SUPUESTOS CONTROLES

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🇦🇺 Christian M. Nino-Moris
Forensic Accountant, Perito Judicial, CA, FCE, MFA, PGDipCLaw, CPFA, FRAUDE OCUPACIONAL AUSTRALIA, Anti-Fraud Trainer
Por Christian M. Nino-Moris – Profesor-instructor Auditoria Forense Facultad de Economía y Negocios U de Chile.
Pareciera ser que el verbo suponer es un deporte nacional, cuyas consecuencias son más serias de lo que uno pueda siquiera imaginar. Está presente en nuestra vida diaria, en el trabajo y en la academia. En el contexto del fraude corporativo me gustaría hacer alguna breve reflexión sobre cómo el “suponer” hechos y dar por sentado la efectividad de las actividades de control puede terminar por erosionar las políticas existentes y, por sobre todo, dañar la comunicación dentro de la organización.
Cuantas veces no hemos escuchando “frases hechas” ante el seguimiento o pregunta de alguien respecto al accionar de un subordinado o respecto a los cursos de acción de terceros en donde existe un interés comprometido. Es muy común escuchar: “usa tu sentido común…”; “…tú lo tenías claro, ¿no?”; “supongo que tú eres una persona inteligente, ¿no?…”; “supongo que eso se hizo…”; “es que yo creía que tú lo sabías, por eso es que…”, etc. El estilo “suponer” es una mala práctica cuando de prevenir fraudes se trata; muy por el contrario, es una oportunidad propicia para acometerlos. Este estilo de “liderazgos a control remoto” (donde todo funciona desde la óptica de suponer que “todo” funciona) daña no sólo la convivencia y comunicación entre las personas, sino que además afecta el logro de los objetivos cuando están las condiciones naturales para alcanzarlos. En este sentido, comunicar, como lo propone nuestra Real Academia Española, significa “consultar con otros un asunto, tomando su parecer”, no dice “suponer con otros un asunto”.
Esto no es una mera “suposición” del suscrito –que en parte está sustentado por el ejercicio profesional- sino que además queda confirmado en una encuesta global sobre delitos económicos preparada por una Big4 el año recién pasado, al concluir, entre otros aspectos, que se evidencia que “no hay una comunicación fuerte por parte de la Administración respecto a las políticas antifraude.”
El fraude debe ser de dominio universal en las organizaciones. En la práctica de los negocios esto significa principalmente empoderar al staff sobre el manejo de las políticas antifraudes por cuanto ellos son los legítimos “dueños de sus procesos”, no meros cumplidores de metas; debe fomentarse una cultura anti-fraude como un objetivo estratégico, no como una cuestión circunstancial (cuando se descubre una irregularidad, por ejemplo); la palabra “fraude” debe ser un vocablo tan presente como “marketing”, “EBITDA”, “Mark-up”; debe premiarse a aquéllos que promuevan una cultura anti-fraude; debe de entrenarse al personal de manera regular sobre que significa fraude para la entidad y, los más importante, cuál es la forma y canales disponibles tanto para manejarlo (políticas sobre como conducir una investigación interna), como a quién y cuándo denunciarlos.
Las expectativas se materializan cuando existe seguimiento e involucramiento in-situ. Si Ud. es un CEO o Director delegue adecuadamente, pero monitoree; si Ud. es quien está a cargo de que tanto el CEO como el Directorio “duerman tranquilos”, asegúrese de que sus demandas internas están siendo tomadas e internalizadas adecuadamente por los verdaderos dueños de los procesos. Nunca suponga. Es mejor verificar y monitorear sin control remoto. Suponer es sinónimo de posibles “pérdidas potenciales”.

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