Por: C.P. Iván Rodríguez. Colaborador de Auditool
Algunos profesionales como los auditores y contadores gerenciales, dadas sus habilidades están en la primera línea de detección y prevención del fraude, lo que debe tenerse en cuenta al mitigar este riesgo. La reputación de una empresa puede verse seriamente afectada en su competencia y confiabilidad, al materializarse el riesgo de fraude, pues no solamente hay un desvío de dinero de un negocio, sino que también puede dar lugar a que los inversores retengan capital y puede reflejar mal a los gerentes de alto nivel acusados de no hacer lo suficiente para protegerse contra el fraude.
Unas de las grandes preocupaciones de las empresas es cómo garantizar la debida diligencia interna evitar o controlar los esquemas de fraude en sus inicios. Si bien la fuente más común de detección de fraude son las denuncias (a veces anónimas, a veces de empleados), es necesario fortalecer la capacidad para detectar y denunciar fraudes a través de controles internos y prácticas de gestión de riesgos, y de esta manera, inculcar una cultura corporativa que disuada a las personas de los intentos de estafar a la empresa. La alta dirección debe desempeñar un papel de liderazgo en la lucha contra el fraude, con énfasis en la gestión de la reputación, la gestión de riesgos y los controles internos.
Aquellos profesionales con habilidades probadas y énfasis en análisis de datos, tecnología, gestión de riesgos y controles internos, se constituyen en un elemento fundamental al combatir el fraude. También juegan un papel en el establecimiento de una cultura donde hay tolerancia cero para el comportamiento poco ético, a través de políticas, prácticas y capacitación.
Se requieren profesionales con una visión general de los riesgos que podrían afectar la reputación de una organización, desde la cultura hasta los controles.
Ahora bien, más allá de las amplias competencias de los profesionales que ofrecen defensa contra el fraude y la mala conducta financiera, en particular los auditores, existen marcos concretos que se deben emplear al interior de las organizaciones para encontrar o evitar que se cometan irregularidades. Uno de los más usuales es el Marco de Control Interno de COSO, que detalla los principios para controles internos efectivos sobre la información financiera, las operaciones y el cumplimiento y el marco de Gestión de Riesgos Empresariales (ERM). Dentro de los 17 principios de controles internos efectivos del Marco revisado de COSO 2013, al menos uno de ellos aborda explícitamente el
potencial de fraude al evaluar los riesgos para el logro de objetivos en las organizaciones.
potencial de fraude al evaluar los riesgos para el logro de objetivos en las organizaciones.
Los controles para mitigar el riesgo de fraude tienen como objetivo evitar su materialización, derivado de las motivaciones más comunes, que suelen ser las siguientes:
- Satisfacer las expectativas de ganancias del mercado
- Satisfacer las expectativas de ingresos internos
- Ocultar la situación financiera en declive de la compañía
- Aumentar el precio de las acciones de la empresa
- Aumentar la compensación de la administración a través del logro de ganancias por acción (EPS) u otras medidas de logro
- Apropiación indebida de activos para beneficio personal
La capacidad y posibilidad de advertir las conductas asociadas a estas motivaciones de comportamiento ilegal o poco ético, deberían ser una competencia esperada de profesionales como los auditores, que abordan el riesgo de manera integral. Pero comprender conductas indebidas no es sí mismo una protección contra el hecho de cometer estas mismas acciones y es por eso que el ejercicio de la auditoría implica el cumplimiento de un código de ética firme que guía la conducta profesional en el que se consideran estándares como los siguientes:
- Actuar con integridad
- Ser objetivos y guardar confidencialidad
- Mantener un nivel apropiado de competencia
- Comunicar con credibilidad
Un apropiado ejercicio de la auditoría busca que tales estándares enmarquen las diferentes actuaciones profesionales, logrando con ello beneficios al interior de las organizaciones y el fortalecimiento de una cultura corporativa ética, que se constituye en una sólida línea de defensa contra la mala conducta de individuos y empresas. No hay que olvidar que la materialización del riesgo de fraude atenta contra la reputación ganada con el esfuerzo continuo de una organización, lesionando el cumplimiento de los objetivos.
C.P. Iván Rodríguez – ivan.rodriguez@auditool.org
Auditor y Consultor, Diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, Diplomado en Gerencia de la Calidad, Contador Público de la Pontificia Universidad Javeriana, con 20 años de experiencia en diversas empresas. Amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool
Bogotá D.C, Colombia
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