Eric Turner*, CPA, CA.
Durante los últimos dos años se ha hecho énfasis en la calidad de la auditoría y los interesados han planteado una y otra vez la pregunta: ¿Existe una forma de medir la calidad de la auditoría?
Imagínese que los factores que influyen en la calidad de la auditoría pudieran medirse en la forma en que el medidor de su automóvil calcula la cantidad de gasolina que queda en el tanque. Los auditores podrían superar a sus competidores en la calidad de sus auditorías; los Comités de Auditoría serían capaces de enfocar mejor su supervisión del auditor; los inspectores de auditoría podrían concentrarse en las deficiencias de auditoría; y la identificación de la raíz causante de los problemas de calidad en la auditoría sería mucho más fácil. Los inversores ya no percibirían la auditoría solo como una mercancía y esta proporcionaría más conocimiento sobre la credibilidad de la información financiera.
Pero, aunque los beneficios potenciales de los Indicadores de Calidad de Auditoría (AQI ) parecen convincentes; desarrollar una AQI robusta es, de hecho, extremadamente difícil. Un indicador eficaz debe demostrar varias características clave, como:
- Relevancia: el indicador debe ajustarse a la finalidad de la medición; pero, no hay medidas directas de calidad en auditoría.
- Comprensibilidad: el indicador debe entenderse fácilmente, incluso en las áreas en las que ya existen brechas de expectativas.
- Fiabilidad: el indicador debe medir la calidad de la auditoría de forma confiable en varias circunstancias y ser ajustable, de manera que permita auditar empresas de todos los tamaños.
- Ser obtenido a partir de datos accesibles: el indicador debe basarse en los datos disponibles o en aquellos que se puedan recoger sin un esfuerzo excesivo y de forma oportuna. Los AQI generados uno o dos años después del evento pueden resultar de poco valor.
También, es importante tener en cuenta que hay diferentes niveles en los que se pueden aplicar los AQI; por ejemplo, a nivel de auditoría individual, a nivel de empresa y, potencialmente, a nivel de una firma global o una multinacional. Para un Comité de Auditoría los AQI a nivel auditoría individual pueden ser los más relevantes; mientras que para un inspector de auditoría lo serán los AQI a nivel de empresa.
En sus términos más simples, se puede considerar que la auditoría abarca: el ingreso de datos (por parte de los participantes), los procesos (sistemas, políticas y procedimientos) y los resultados (informes y otras comunicaciones). En una auditoría podrían atribuirse ciertos AQI a cada uno de estos elementos y, por supuesto, algunos indicadores resultarían más fácilmente cuantificables que otros.
Estas son sólo algunas de las consideraciones que hacen de la identificación de los AQI un proceso complejo. Sin embargo, como el énfasis en la calidad en la auditoría continúa; algunos están respondiendo al desafío, incluido el Consejo de Supervisión Contable de Empresas Públicas (PCAOB ) y el Centro para la Calidad de Auditoría (CAQ ) ―ambos en Estados Unidos. ¿Cuándo se involucrará el resto?
MANTENGAMOS LA CONVERSACIÓN
¿Piensa usted que esta es un área en la que deberíamos estar involucrados? ¿Dónde podríamos empezar? ¿Existen conocimientos de otras disciplinas que podamos utilizar para poner en marcha el proceso?
Tomado de la página de la CPA Chartered Professional Accountants, Canada:
https://www.cpacanada.ca
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