miércoles, 16 de enero de 2019

FRAUDE EN LAS ORGANIZACIONES – I

Estándar
René Hernán Sanchez
Partner, Baker Tilly Ecuador
Quienes han tenido que vivir la desgracia del fraude dentro de las organizaciones saben bien que existen consecuencias más allá del impacto económico. Todo fraude aunque pequeño afecta de manera importante. Desde el robo de caja menor perpetrado por empleados de nivel operativo, hasta los mas complejos y mediáticos casos que se han hecho públicos en los últimos años. Además de los recursos distraídos por el acto en sí y por los costos de abogados, auditores y peritos necesarios para perseguir y cuantificar el fraude, las huellas del hecho permanecen en la entidad por largo tiempo. La imagen de la organización y sus funcionarios se ve seriamente afectada, hay una pérdida de confianza en los procesos y las personas que permanecen en la Compañía, lo que puede conllevar a la muerte de la cultura organizacional y a la mística de los equipos.
El fraude disminuye valor económico adicional, pues los inversionistas por temor al daño reputacional, suspenden sus aportaciones comprometidas o pretenden salir del negocio vendiendo sus participaciones, cuyo precio en el mercado tiende a la baja. En el caso de los fraudes más significativos, un velo de oscuridad se cierne sobre la credibilidad de los fundamentos estratégicos y de la propuesta de valor de la Compañía que para el funcionario honesto y comprometido se vuelve por lo menos difusa e incierta, por lo que también emigran los funcionarios clave y los más valiosos clientes, así como los financiadores y proveedores estratégicos poco a poco se alejan de la Organización.
Algunos tipos de fraude:
La piramidación de captaciones de inversión, estafa tipo “Ponzi” debido a Charles Ponzi, nombre del primer caso mediático con una estafa bajo esta modalidad. El mas reciente caso icónico fue el de Bernard Madoff que ocasionó perjuicios de decenas de millones de dolares en Estados Unidos. Este tipo de fraude tiene su versión criolla en Ecuador con en el caso del famoso Notario. Ambos casos, incluso el ecuatoriano han dado lugar a sendas películas.
La corrupción, o el fraude de sobornos, que deriva en imputaciones de crimen organizado y lavado de activos, con el uso de empresas constituidas en paraísos fiscales, en el ultimo tiempo ha sido muy mediatizado en América Latina, pues los casos de Petrobras, Fifagate y Odebrecht han puesto en la mira de la justicia a políticos de alto nivel, incluyendo Presidentes, Vicepresidentes y Ex-mandatarios, así como a muy conocidos dirigentes deportivos latinoamericanos. Seguimos viviendo el desenlace de estos hechos en cada País de la región.
El fraude financiero, ha tenido como casos icónicos a Enron y Worldcom, mega empresas en los Estados Unidos, cotizantes en las bolsas de valores, quienes a través de complejas estratagemas contables escondieron la realidad económica y cuando se declararon en quiebra, afectaron a miles de accionistas. El caso de Enron ocasionó un antes y un después en la industria de la contabilidad y los modelos de gobierno corporativo, pues a partir de la caída de Arthur Andersen, auditores de Enron, las regulaciones sobre la industria contable empezaron en Estados Unidos con la Ley Sarbanes Oxley, y hoy se han extendido globalmente. En Ecuador un caso parecido puede ser la crisis bancaria de 1999, donde las auditorias tuvieron que ser repetidas por empresas internacionales, para volver a revisar la realidad financiera de cada una de las entidades financieras, de manera de determinar su viabilidad.
En una próxima entrega profundizaremos sobre las medidas de prevención para combatir este flagelo global.

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