miércoles, 9 de noviembre de 2016

AUDITORÍA FORENSE, DELITOS FINANCIEROS Y CONTABILIDAD CREATIVA: NUEVOS RETOS PARA EL MARCO DE CONTROL INTERNO



Si bien los crímenes financieros resultan verdaderamente onerosos para las entidades, lo más costoso sin duda es que, aunque algunas invierten miles de millones de dólares en buscar estos delitos, una vez que los descubren no hacen nada para prevenir su recurrencia.
Dentro del marco de la IV Conferencia Latinoamericana de Delitos Financieros 2016 de la Asociación de Especialistas Certificados en Delitos Financieros (ACFCS, por sus siglas en inglés), que se llevó a cabo los pasados 13 y 14 de octubre, uno de los temas más relevantes fue la creciente función de la Auditoría Forense en la detección de los delitos económicos.
Esta práctica es relevante considerando que es una herramienta que se emplea en la última etapa del ciclo de los delitos financieros. Una vez que el criminal ha planeado, cometido y lavado los recursos, se crea la necesidad de recuperar los activos. Es ahí en donde el auditor forense cobra gran importancia.
Es conocido que una vez que se cuantifica el desfalco, a pesar de que los gobiernos y las entidades privadas invierten una gran cantidad de recursos, se recupera únicamente un bajo porcentaje del total.
Cuando hablamos de fraude las estadísticas son aún más preocupantes. De acuerdo con Carlos Fernando Rozen, Socio Global de la Práctica Forense de BDO, el fraude no es un delito común sino es el delito más creativo, estimado en alrededor del 6% del ingreso bruto de las organizaciones.
Además que, según la percepción ciudadana, se cree que el 85% de nosotros es bueno, mientras que el 15% restante podría aprovechar ventajas para cometer algún tipo de fraude. Sin embargo, las estadísticas muestran que realmente el 15% de todas las personas son rectas y honestas, mientras que el otro 15% son deshonestos.
¿Qué pasa con el 70% restante? Este porcentaje representa a individuos volubles frente al contexto. Si se aplica el Principio de Pareto, podemos estimar que dentro del 20% de la superficie de la compañía ocurre el 80% del fraude y el 90% del total del mismo jamás será identificado.
Rozen propone cinco mitigadores para reducir el riesgo de fraude: Cultura Tone at the top (estándar establecido por los líderes de la organización según el cual se mide su rendimiento), Código de conducta y políticas, Líneas de denuncia anónimas, Programas de Cumplimiento y un Monitoreo Continuo. Asimismo, considera que ya no interesa tanto saber que en un 99.95% del universo los procedimientos se cumplen, sino identificar y neutralizar el 0.05% restante.
El especialista sugiere que dentro de las organizaciones se requieren dos tipos de auditores: el auditor soldado y el auditor helicóptero, ya que el primero recorre muy bien el terreno sin saber qué encontrará e identifica heridos a su paso, mientras que el helicóptero sobrevuela el terreno para identificar dificultades y alertar al resto, y sabe exactamente en dónde buscar heridos para ayudarlos.
De igual manera, Gerineldo Sousa, Vicepresidente de Contraloría en Popular Bank Panamá, sugiere que no podemos pensar que con los conocimientos de hoy podemos prevenir los delitos financieros por siempre. El delincuente financiero evoluciona constantemente para agilizar la forma de obtener los fondos con mayor rapidez y precisión o también para ganar a las autoridades que se están especializando.
En este contexto, el auditor forense no es un abogado, fiscal o juez; sin embargo, aporta elementos para que estos puedan realizar sus labores. Su objetivo es aportar la evidencia para que se convierta en prueba, es decir, la licitud de la misma.
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Sousa considera cuatro características de un investigador de delitos económicos: 1) Analiza la información de manera exhaustiva; 2) Piensa con creatividad; 3) Posee un sentido común en los negocios; 4) Conoce temas contables, de auditoría, criminología, investigación y legales.
Por su parte, la contabilidad creativa consiste en presentar información que, aunque no viole las Normas Internacional de Información Financiera (NIIF), pueda ser beneficiosa.
La contabilidad creativa es una falla ética y moral para el contador. Si bien existen muchas razones porque las empresas pueden caer en esta práctica, generalmente lo hacen para reflejar una tendencia estable en el crecimiento de las utilidades, en lugar de mostrar que estas son volátiles.
Rodrigo Olivero, Director de Forensic & Disputes Services en Deloitte Argentina, comentó al respecto del fraude y el uso de las nuevas tecnologías. Al respecto, expuso que la era digital ha transformado cada aspecto de los negocios, incluyendo la forma en la que los fraudes son perpetrados y descubiertos. Las organizaciones requieren de Data Analytics, como técnicas analíticas avanzadas para fortalecer los sistemas de control interno.
Algunas ventajas que proporciona este proceso en la detección de fraude son que permite identificar patrones de comportamientos o tendencias, recolectar información generada rutinariamente y de bases externas, así como una mayor colocación de recursos para actividades e individuos más riesgosos.
Se hizo énfasis en los modelos de Electronic Discovery Reference Model (EDRM), como aquellos que permiten recolectar y preservar evidencia digital en un mundo más tecnológico.
Como podemos observar, los delincuentes financieros evolucionan cada vez más rápido. Buscan sobrepasar a los reguladores y tener más inteligencia que ellos. Encuentran la manera de burlar los controles ya conocidos y de esta manera llevar con éxito el crimen financiero.
Dentro de las organizaciones, sobre todo en nuestro país, necesitamos enfoques preventivos que nos permitan tener un mayor grado de confiabilidad en los controles internos. Si bien los crímenes financieros resultan verdaderamente onerosos para las entidades, lo más costoso sin duda es que, aunque algunas invierten miles de millones de dólares en buscar estos delitos, una vez que los descubren no hacen nada para prevenir su recurrencia.
Se visualiza ahora la creciente tendencia del whistleblowing o informantes que permiten conocer de manera anónima lo que sucede dentro de las organizaciones. Sin embargo, desde siempre se ha sabido que el mantener estos canales es el mejor control y método de detección de fraudes.
Debemos de estar conscientes de que las prácticas forenses pueden ser costosas. Al momento en que la organización ha descubierto el delito económico, únicamente la Auditoría Forense puede cuantificar el daño y buscar responsables. Es por eso que, como dice el dicho, es mejor prevenir que lamentar.
L.F.B Daniel Alberto Ortiz de Montellano Velázquez, CAMS, CFCS
Integrante de la Comisión de Prevención en Lavado de Dinero
AUDITOOL

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